Noticias en General, Prensa ; 23 diciembre, 2019 a 11:31 am

Te ofrecemos aquí un fragmento del libro de Hugo Bruni, que será presentado este martes 17 en la Legislatura de Mendoza.

1. INTRODUCCIÓN

El conflicto en las Islas Malvinas constituye uno de los temas más importantes de la agenda de política exterior argentina. Sin distinción alguna de partidos o ideologías, los gobiernos de turno han aprestado sus agendas internacionales en este sentido, incluyendo la cuestión en foros e instancias de negociación bilateral y multilateral. Así, a la vez que objeto de numerosas investigaciones y análisis teóricos por parte de la comunidad epistémica local, puede afirmarse que se ha convertido en un hito irrenunciable para la Nación Argentina.

Desde 1833 en que las Islas fueron tomadas por la fuerza por el Reino Unido y por tal – junto a otras islas del Atlántico Sur y los espacios marítimos circundantes – se convirtieron en objeto de conflicto, nuestro país ha utilizado diferentes herramientas diplomáticas para canalizar los reclamos sobre el archipiélago. Sin embargo la década del ochenta estuvo signada por una serie de acciones que estuvieron ligadas a un intento desesperado por sostener la supervivencia política de un modelo autoritario resquebrajado, antes que a una verdadera, sensata y racional gesta soberana, recurriendo a la guerra como instrumento de abordaje. Esto no supone una valoración, positiva o negativa de la «Cuestión Malvinas», sino que simplemente deja sentada con claridad la hipocresía política del gobierno militar.

Así, dentro del presente análisis y sin pretender condensar con rigor y exactitud cronológica los hechos históricos desarrollados sobre la cuestión, se intentará realizar un estudio general sobre las posiciones históricas de los diferentes gobiernos en nuestro país. Particularmente se abordará también el fenómeno bélico de 1982, desde una perspectiva contextual amplia que incluya la cultura, el arte, los medios de comunicación, el deporte, el fenómeno sindical, bajo la premisa de que no sólo significó un acontecimiento político de relevancia, sino que además supuso un hecho identitario de fuerte impacto y pregnancia social para la Argentina y los argentinos.

2. MARCO CONCEPTUAL

Existen varios significados para el término Malvinas (Guber, 2001), todos ellos dotados de un contenido simbólico particular. En principio, hace referencia a un archipiélago situado en el Atlántico Sur localizado dentro del mar territorial argentino, pero que se encuentra actualmente bajo dominio británico.

Indica también una guerra, la única que la República Argentina libró en el siglo XX, y que algunos calificaron de infame y absurda pues sirvió de excusa a un sistema autoritario desgastado y en jaque, y que otros reivindican, sin miramientos, como una causa nacional.

El uso de este nombre expresa además una afirmación de los derechos territoriales que asisten al país con respecto a su soberanía, en oposición a su denominación británica como Falklands (Sangrilli, 2012).

Nos encontramos entonces frente a un territorio, una guerra y un emblema nacional, que a la vez son agrupados bajo un mismo concepto, que lo transforma en un núcleo lleno de contenido e historia: Malvinas.

3. HISTORIA DEL CONFLICTO 

3.1. Expansionismo comercial europeo

El enorme interés español por «descubrir» nuevas rutas comerciales, que hacia finales del siglo XV y principios del XVI, mostraba su cara más ambiciosa, hicieron que el mar se superpoblara de navegantes al servicio de la Corona. Fue en 1520 cuando estos llegaron a las Islas Malvinas y, por tanto, estas fueron registradas en su cartografía, quedando así bajo su control efectivo.

Según afirma Lauría (2016), España no era la única que tenía este afán expansionista, sino que era compartido por ingleses y holandeses quienes, por otro lado, abonan a la polémica de que fueron corsarios y navegantes bajo su bandera quienes primero avistaron y registraron el archipiélago. El contexto en el que se llevaban a cabo dichas exploraciones exigió que en 1670, el Reino Unido reconociera, con la firma del Tratado de Madrid, la soberanía española sobre la región austral de América, prohibiendo al Reino Unido el comercio y la navegación en los dominios españoles.

Con el Tratado o Paz de Utrecht, que luego de dos años de negociaciones entra en vigor en 1715, se aseguró con un importante grado de formalidad la integridad de las posesiones de España en América del Sur y su exclusivo derecho de navegación, aunque su estratégica posición continuaba atrayendo a otras potencias europeas. Treinta y cuatro años después, la lejanía de estos territorios y cierto abandono español facilitó que Francia fundara Port Saint Louis en la Isla Soledad con el objeto de reconstruir su poderío imperial producto de las derrotas que había sufrido. Sin embargo, la protesta de España tuvo acogida y el territorio fue evacuado y restituido. Un año más tarde los ingleses volvieron a intentarlo clandestinamente erigiendo Port Egmont, aunque los ocupantes fueron expulsados por la fuerza en 1770, poniendo a ambos países al borde de una guerra (Lauría 2016).

3.2. Virreinato, Independencia y Usurpación

Establecido el Virreinato del Río de la Plata, España mantuvo las Islas Malvinas bajo su jurisdicción a través del envío de una serie de gobernadores residentes en el archipiélago que ejercieron su investidura en forma continua hasta 1811. Ese mismo año, la guarnición de Puerto Soledad fue requerida para defender a la monarquía frente a los levantamientos independentistas en la región (Lauría, 2016), dejando el territorio en un serio estado de «desprotección».

Sería a partir del fenómeno de sucesión de Estados, luego de la Independencia de 1816, que la Provincias Unidas del Rio de la Plata tomarían posesión de las Islas en un acto público que incluyó el izamiento de la flamante bandera nacional. Ninguna nación extranjera, incluida el Reino Unido, manifestó pretensión alguna sobre el archipiélago[1].

Desde entonces la Argentina realizó actos permanentes de ostentación de su soberanía, nombrando gobernadores, regulando la caza y la explotación de recursos naturales, entre otros.

Ya en 1829, y con el fin de establecer una administración permanente, se creó la Comandancia Política y Militar en Puerto Soledad a cargo de Luis Vernet quien ejerció firmemente su cargo, incluso al punto de tener que llegar a realizar acciones tendientes a detener a barcos pesqueros provenientes de los Estados Unidos que pretendían depredar la fauna marítima. Esta actitud provocó la reacción del país del norte, que en 1831 invadió y saqueó ferozmente Puerto Soledad.

En ese contexto EE.UU le propuso al Reino Unido, como «Patria Madre», el reconocimiento de su soberanía sobre las islas, a cambio de compartir los derechos de navegación y comercio. Sin embargo, mientras transcurrían las tratativas, el Reino Unido rápidamente tomó ventaja de este hecho y envió fuerzas militares que ocuparan las islas, enarbolando el pabellón inglés el 2 de enero de 1833, momento desde el cual se extiende, hasta nuestros días, la usurpación territorial respecto de la soberanía argentina en la zona.

Inútil fue la inmediata protesta de las autoridades nacionales, incluso frente a una nación considerada «amiga» (Lauría, 2016), así como los incesantes reclamos pacíficos cursados al Reino Unido por vía diplomática. La situación continuó pese a su absoluto estado de irregularidad.

3.3. Siglo XX: autodeterminación e integridad territorial

Con el establecimiento de los organismos internacionales más representativos, producto de los acuerdos post-Guerras Mundiales, los planteos se trasladaron también a esta órbita. A principios de la década del sesenta la Organización de Naciones Unidas dictó una resolución advirtiendo «la necesidad de poner fin, rápida e incondicionalmente, al colonialismo» a través de dos principios liminales: el de autodeterminación de los pueblos y el de integridad territorial.

Así, y tal como continúa relatando Lauría (2016) la Asamblea General de la ONU en 1964 incluyó a las Islas Malvinas en el listado del Comité Especial de Descolonizaciónprovocando un hecho trascendente a los fines de dicha reclamación: el reconocimiento internacional de esta disputa.

Luego de sucesivos encuentros, en 1982 la Argentina hizo públicas estas negociaciones y exhortó al Reino Unido a aceptar su propuesta, lo que – entre otros motivos – terminó siendo el desencadenante de la guerra tras la cual se ha negado sistemáticamente cualquier posibilidad de negociación, frente a la postura británica fundamentalmente basada en la mencionada autodeterminación. Esta posición no es ingenua, pues presume la existencia de un pueblo originario depositario de la prerrogativa de elegir e ignora tanto la expulsión forzosa de los habitantes autóctonos luego de 1833, como el impedimento de retorno impuesto a estos.


[1] Tampoco lo hicieron respecto del proceso de reconocimiento del Estado argentino, que culminó con la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1825.

La presentación: todos invitados

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  1. Roger Lorton
    Date:10 septiembre, 2020

    De estos breves extractos, puedo ver de inmediato que el autor necesita una lección de historia. ¿Quizás debería comenzar con la versión concisa?

    https://falklandstimeline.files.wordpress.com/2020/03/falkland-wars-1700-1850-1.pdf

  2. Sesrgio Bruni
    Date:10 septiembre, 2020

    Roger, you should read the most basic notions of universal history and International Law … Then you can give your opinion with English elegance and intellectual property. More simply, I recommend that you listen to Roger Watters in The Final Cut …! Las Malvinas son Argentinas!!!

  3. Jorge Alberto Gómez
    Date:7 agosto, 2021

    Buenas tardes. Necesitamos incorporar su importante libro a la Biblioteca Especializada Malvinas Argentinas de Santa Clara del Mar, provincia de Buenos Aires

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