

Todos los portales del país se han hecho eco de la discusión sobre la «MISA” en Luján que la jerarquía eclesiástica celebró junto a los líderes de camioneros y otros dirigentes políticos, bajo el lema PAN, PAZ Y TRABAJO.
Dice PABLO, que Su Santidad dio la bendición para que se hiciera. Otro apóstol lo desmintió…pero sea cierto lo de uno o lo del otro, la realidad es que la celebración se “celebró”.
Monseñor Agustín Radrizzani, cuyo parecido con el rockero Indio Solari asombra – no solo por las similitudes físicas sino por el “pogo” que hizo bailar al son de una reconocida marcha partidaria -, fue actor principal del escenario montado en Luján, el pasado 20 de oKtubre. Este monseñor – el de la misa sindical, no la “ricotera”-, pontificó sobre la imperiosa necesidad de cambiar el modelo económico, aunque no precisó por cual se inclinaría ¡La cuestión es cambiar! ¡Bienvenida la coincidencia entre la iglesia “opositora” y el gobierno “oficial”!
¿Y la separación de la Iglesia con los asuntos de Estado? Bien gracias. Se trató, dicen, de una apelación inmanente de la Iglesia para pedir sensibilidad social ¿Puede hacerlo? Si ¿Debe hacerlo como acto político-sindical? No
El horno no está para bollos, diría algún buen abuelo-consejero, como para que el Diablo venga a meter la cola entre la cuestiones terrenales de los argentinos. Sería mejor que el Diablo o la Iglesia, dejara a los propios connacionales dirimir sus problemas, que no son pocos ni livianos, de lo contrario nos esperará el infierno tan temido.
Tampoco parece que la Iglesia atraviesa su mejor momento para preconizar sobre sensibilidad social en un acto de carácter político, aunque quiera disfrazárselo de misa …no se puede…la mona vestida de seda igual mona es!
¿No debería la Iglesia, comenzando con por el referido Monseñor, antes de pretender conducir un proceso político que requiere, entre otras, honestidad y transparencia, pronunciarse sobre los horrendos abusos que desde hace algunos años vienen saliendo a la luz cometidos sobre menores en buena parte del mundo? A Iglesia universal, pecados y delitos universales…
En la Encíclica “LAUDATO SI” Francisco pregunta (párrafo Nº 160) “¿qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos suceden, a los niños que están creciendo?” Para no descontextualizar a su Santidad, la pregunta tiene un sentido general sobre la ecología, o el cuidado de la “casa común”, aunque es legítimo leer en esas enseñanzas de Francisco, que un niño abusado no tendrá un cómodo o placentero lugar en esta casa terrenal.
Es cierto que Francisco en su Encíclica hace reflexiones de carácter político-económico, intimando a los “políticos a liberarse del yugo de los poderes económicos y gobernar a favor de la gente y de la tierra” Vale aclarar, una Encíclica Papal es una apelación en sentido general, no manda a nadie a que en Argentina u otro país la Iglesia construya poder político-partidario.
¿No debería la Iglesia ocuparse de la Fe, de cumplir con su misión pastoral, antes que interesarse por la búsqueda del poder? No es nueva esta vocación por el poder de la Iglesia en el país, lo ha buscado constantemente, en especial, en tiempos democráticos. Con los gobiernos militares, el poder no lo buscaban, por una simple razón: el “poder” ya lo tenían.
En mi caso tengo fe en el “arte de la política”, como instrumento de articulación de las alternativas de solución de las diversas problemáticas de la República. Por otra parte, desconfío, de un modo absoluto, de toda creencia religiosa que nos señale el rumbo político, económico, social y cultural que nuestra sociedad debe adoptar.
Es cuestión de dogma ciudadano.-
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