Notas de Opinión, Prensa ; 8 junio, 2014 a 10:23 am

Esto es, que en vez de desviar la atención, las puertas de una república se abran de una vez a través de un referéndum que logre reivindicar su democracia como gobierno del pueblo.

España asiste a un proceso político e institucional histórico, esto no es novedoso. La abdicación del Rey Juan Carlos I, abre un revitalizado debate en la sociedad internacional. Por su parte y como telón de fondo, la crisis económica que desde 2008 golpea fuertemente la fortaleza del fenómeno de integración europeo, terminan de pintar un escenario en el que se encuentran concepciones diversas y aún hasta contrapuestas.

En nuestro esquema de ideas, signado por una visión institucional democrática arraigada fuertemente en bases republicanas, resulta difícil pensar una construcción constitucional atravesada por un sistema monárquico. Más allá de ello, corresponde aclarar que – en los albores del siglo XXI – se han reservado pocas funciones para los reyes, las que por cierto se encuentran muy lejos de la auto-representatividad medieval o antigua con la que se ungían y retenían el poder. Dichas acciones poseen una escasa importancia en términos relativos, ya que todo ello insume una enorme cantidad de gastos para los contribuyentes, transformándolo en una suerte de lujo cada vez menos necesario.

Aunque para un oído ingenuo pueda venderse que esta abdicación responde al interés altruista de un Monarca dedicado a “servir” a su pueblo, siendo simplemente su avanzada edad lo que le impide continuar ejerciendo la jefatura del Estado – valga recordar, no refrendada por el voto ciudadano, titular de la soberanía -, la misma es inescindible de la situación política que atraviesa una España sumida no sólo en una complicada situación financiera, con crecientes índices de pobreza, marginación y desempleo, sino esencialmente política, por hechos de corrupción tanto en el núcleo más encumbrado del gobierno como de la propia familia real borbona.

Sin pormenorizar ni valorar implicancias históricas relacionadas al franquismo y al camino de apertura democrática que siguió a su muerte, y si pretendemos entender por qué la abdicación de Juan Carlos en su hijo Felipe sucede justo en este momento, no tardarán en aparecer interrogantes sobre aspectos más inmediatos: ¿Qué influencia tiene en este hecho las recientes elecciones europeas y el contexto crítico generalizado en España? ¿Cuáles son las causas de la pérdida de millones de votantes por parte del gobernante Partido Popular? ¿Cuál ha sido el rol de la inoperante oposición y principalmente del PSOE? ¿Cuál es el peso específico de la joven izquierda que continúa ganando espacios frente a un decadente bipartidismo? Un denominador común se encontrará en todas las respuestas: la indignación popular.

No obstante, debemos reconocer también que, pese a que en el último tiempo se ha ampliado drásticamente la brecha entre los españoles y su monarquía parlamentaria, ciertos sectores más tradicionales de esta sociedad sostienen fuertemente arraigado dicho sistema.  Este dilema no es un dato menor para entender que si existe un proceso de cambio republicano, no será sencillo y quizás llegue a importar más una expresión de deseo que una próxima realidad, menos aún si esta puede significar un nuevo aporte al resquebrajamiento del orden social español. De lo que no hay duda es que cualquier desenlace será “acelerado” fuertemente por la crisis económico-financiera, que reclama una urgente acción y visión pragmática.

Lamentablemente, ingentes esfuerzos continúan destinándose en fuegos de artificio para ganarle tiempo a la crisis. Parecería más importante tapar con discursos demagógicos la “contabilidad alternativa” del PP que habría sido destinada al pago de sobresueldos o explicar y disculpar el viaje de cacería furtiva del monarca a Botsuana en plena crisis o la eventual vinculación de la infanta Cristina en los negocios de su marido, antes que abocarse a resolver los verdaderos problemas de los españoles. Quizás este interés subyacente, fruto de una tergiversada escala de valores público-políticos, sea el que explique informalmente por qué un apurado Rajoy se anticipó al propio Monarca saliente para comunicar la noticia sobre su abdicación.

El curso inminente de los acontecimientos develará todas estas cuestiones. De nuestra parte y quizás movidos por la raíz española latente en gran parte de nuestros conciudadanos, o quizás desde nuestra perspectiva como argentinos conocedores de reincidentes crisis económicas y acostumbrados a relatos ficticios sobre la realidad, no podemos otra cosa que esperar que el foco se ubique en el lugar que merece: en los intereses y necesidades para el desarrollo equitativo de la gente. Esto es, que en vez de desviar la atención, las puertas de una república se abran de una vez para España a través de un referéndum que logre reivindicar su democracia como el verdadero gobierno del pueblo.

Por SERGIO BRUNI
Link Permanente: http://www.sitioandino.com/nota/121295-espana-en-las-puertas-de-una-revolucion-republicana-sergio-bruni-para-sitio-andino/

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